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mayo 2004
Nº 113

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Narrativa hispánica


EL DELIRIO DE TURING
Edmundo Paz Soldán
Alfaguara, Madrid, 2003
353 págs., 21,9 €

Regresamos de la mano de Edmundo Paz Soldán a una ciudad inventada en el centro de Bolivia, Río Fugitivo, donde ya se desarrollaron sus últimas tres novelas: Río Fugitivo (Alfaguara, 1998), Sueños digitales (Alfaguara, 2001), La materia del deseo (Alfaguara, 2002).
En Río Fugitivo, como en muchos lugares de Latinoamérica, se nota una atemporalidad palpable -ordenadores y multinacionales que conviven con culturas precolombinas y con conflictos de la Revolución Industrial-, un desfase que también se encuentra en los personajes de la novela: Miguel Sáenz, bajo el seudónimo Turing -quien descifró la máquina Enigma de los alemanes- es un funcionario, criptoanalista también, y que trabaja en la Cámara Negra, un centro de inteligencia boliviano que se dedicó a interceptar planes revolucionarios durante la dictadura en los años 70. Kandinsky, mítico hacker que tiene en pie de guerra a todo el Gobierno boliviano, nacido en las barriadas más humildes, se abrió rumbo, hasta liderar uno de los potentes brazos de "la coalición". La coalición es el fenómeno social que empieza a surgir cuando se privatiza la empresa de electricidad de Río Fugitivo y ésta sube las facturas de electricidad.
Además, son muchos otros los personajes que intervienen en la novela, como piezas de los engranajes de la Bomba que fueron utilizadas para descifrar Enigma, antecedente de los ordenadores modernos que ayudó a ganar la Segunda Guerra Mundial. Un juez en busca de justicia, una mujer con problemas éticos, el nuevo jefe de la Cámara Negra con un problema demasiado grande en sus manos, el antiguo jefe de la Cámara Negra, hospitalizado y con un oscuro pasado. La acción transcurre dentro una realidad convulsa, similar a la vivida en Bolivia en abril del año 2000. Como escritor y profesor de política de la universidad de Cornell, el autor nos permite conocer los antecedentes y los distintos aspectos que generaron esta situación de crisis, que volvió a repetirse a principios del año 2003, y si no nos ayuda a entenderlos, al menos lograremos comprender sus causas.
La novela de Edmundo Paz Soldán, a caballo entre la novela social y política latinoamericana y el más puro ciberpunk de Neal Stephenson, compone una historia de intrigas con personajes que saltan continuamente de la realidad a la virtualidad. Así como el universo narrativo creado por el escritor boliviano, salta entre la ficción y una realidad cruda fácilmente encontrable en los periódicos bolivianos.
MIGUEL ESQUIROL RÍOS

UNAMUJERSOLA
Isabel Blare
Caballo de Troya,
Madrid, 2004
141 págs., 11,5 €

La nueva aventura editorial de Constantino Bértolo ha sido bautizada como Caballo de Troya, y UnaMujerSola es uno de los tres primeros títulos que inauguran este sello, cuyo propósito, como se lee en la contraportada, es entrar (o salir) de la ciudad sitiada de la narrativa actual. Y Isabel Blare lo hace desde un visceral ejercicio de suplantación, que a su vez afecta a la propia autora, ya que Isabel Blare es un seudónimo. Esta suplantación plantea el periplo vital de una solitaria a través de la reconstrucción fragmentaria de su quehacer durante un mes de agosto, diseccionado en nueve jornadas vitales, en que la ciudad abandona sus costumbres colectivas y se paraliza en un duermevela de solitarios; cuando acaso, la condición de solitario se encarniza más tiránicamente con quien nada comparte: "Ahora es agosto y no tengo nada que hacer que no sea mirarme, así que me miro y trato de
acostumbrarme".
Por ahí pulula "EstaMujerSola", enganchada a un cybersexo que suplanta el lenguaje carnal por una impostura binaria, porque la narradora sucumbe paulatinamente a la invisibilidad de quien no es visto ni observado, de quien vaga por el entorno que la circunscribe en la ignorancia de los demás y que encuentra, pues, su hábitat natural en las luminiscencias de una pantalla de ordenador y el frenético pulsar de teclas con las que expresar deseos insatisfechos en una ilusión de imaginería. Nada ha de escandalizarnos de las onanistas posturas de la narradora, ni de la desnudez descriptiva de las prácticas pornográficas -la ternura de los desesperados, como se nos la define en la contracubierta-, ni de las virtuales prácticas pederastas, que nos retrotraen a vetustas filosofías de tocador. En cambio, un estado creciente de desasosiego nos invade ante los gestos que esconden la amargura de una soledad no deseada, sufrida.
UnaMujerSola, al tiempo que nomina la suplantación de una identidad solitaria por una promesa de relaciones virtuales, constituye un crudo retrato de una parte, nada despreciable, de nuestra realidad. Una novela no más dolorosamente cruda y triste que algunas existencias, las páginas de la cual pueden ejercer atracción o rechazo, pero no aletargar al lector, ni dejarlo indiferente. Así pues, si ésa era la intención, como parece, UnaMujerSola acierta y cumple con holgura su
propósito.
ÓSCAR CARREÑO

YA NO PISA LA TIERRA TU REY
Cristina Sánchez-Andrade
Anagrama, Barcelona, 2004
228 pág., 13 €

En Ya no pisa la tierra tu rey, Cristina Sánchez-Andrade nos propone vestirnos con los hábitos de monja, prometer los votos que la orden requiera y armarnos con un
escapulario para vivir una aventura palaciega clásico- contemporánea; clásica por los personajes, y contemporánea por sus personalidades: un príncipe más tenorino que tenorio, un criado aficionado a las pelotas de papel, una abadesa que pasea objetos en carretilla, una princesa con falsa fotofobia, etc.
La historia está escrita en primera persona del plural, desde el punto de vista de veintitantas monjas clónicas que, asomadas a un ventanuco del convento, son testigos de todo lo que ocurre a su alrededor, incluso cuando, por unas azarosas circunstancias, se ven obligadas a vivir en clausura. El lector tiene la sensación de que la autora ha novelado una representación teatral, porque la trama se desarrolla en un enorme escenario capaz de albergar un convento, un palacio y un pueblo entero, y porque esas monjas intercambiables, que responden a las preguntas al unísono, encarnan el papel del coro griego en sustitución de unos habitantes que claman por su ausencia.
Más allá de estos retos formales, a los que Sánchez-Andrade se enfrenta con maña y soltura, y de un lenguaje preñado de hallazgos, esta novela nos habla de la dificultad que representa para el ser humano la búsqueda y construcción de una identidad ("Pero diez minutos para ser la que tenemos que ser y cargar con nuestros propios sufrimientos, por mucho que queramos, es poco"), cuando entre el vulgo uniforme y la falta de iniciativa encontramos tanta confortabilidad y sosiego: "Obedecer supone no pensar, flotar en las delicias del abandono. Obedecer es fácil: tan fácil como acumular rencor contra la persona que ordena ser obedecida, tan sencillo y natural como odiar". También es una novela sobre las dependencias que hilamos entre nosotros, sobre la red que tejemos a nuestro alrededor para no sentir día a día que saltamos al vacío cotidiano, así como sobre la necesidad perentoria de matar a nuestro protector y benefactor (personalizado en una abadesa de pasado turbio y presente trastornado) para tomar las riendas de nuestra propia vida. En cualquier caso, esta novela es un ejercicio de originalidad en la que nos tenemos que adentrar sin prejuicios ni tapujos, sabiendo que "La imaginación no tiene huesos: hacia donde uno se estira, se estira ella".
CARLOS PUJALTE

CRECER ES UN OFICIO TRISTE
Santiago Rocangliolo
El Cobre, Barcelona, 2003
148 págs., 13 €

Decía Baudelaire que su juventud fue una tormenta atravesada aquí y allá por brillantes soles. Pese a sus fogonazos alegres y dispersos, este libro de relatos es un aprendizaje de la decepción. La mirada de los niños madura, crece, se reproduce y muere, en el sentido más peruano que imaginarse pueda para esa cadena tan previsible y pasmosa que es la iniciación a la vida adulta. Rocangliolo se arraiga en una tradición de agridulces cuentistas peruanos -Bryce,Vargas Llosa, Rybeiro- que, atravesada por una vena pedagógica, a caballo entre la dulzura y la crueldad, pone el dedo en las llagas de la juventud más urbanista: esas llagas que son como un segundo parto en vida, que nos dan a luz a la sociedad y de las que nunca salimos ilesos.
El libro es una bildungsroman dividida en diez relatos, protagonizados por distintos jóvenes, pero enlazados por una misma progresión dramática, la de la edad que avanza. Los niños olisquean primero la desgracia de los demás: un niño contempla al taxista que le rapta el día de Navidad para presentarle a su madre, víctima de la dictadura, y hacerle pasar por uno de sus nietos muertos. La experimentan en sus propias carnes: desvirgándose y penetrando, desde el rencor y el remordimiento, en el irreconciliable dolor de la lucha de clases. Desembocando en algunas despedidas: la del amigo que se exilia a otro país, la del padre que fallece sin reconciliarse con el suyo. Pero no desprende una tristeza programática, sino que está muy cuajado de contrapuntos (de brillantes soles) que le dan al lector la posibilidad de contemplar la nostalgia sincera del autor hacia su tierra. Aunque la contradicción latente de alguna página por su indulgencia nostálgica hacia las mismas cosas que
en otros critica y la redundancia de algún motivo -como
el desvirgamiento- provoquen "baches en la alfombra",
los cuentos no están desperdigados, sino subordinados a una misma progresión dramática que los refuerza en su conjunto.
El autor todavía no ha depurado su lenguaje hasta alcanzar el fulgor literario de su propia tradición. Contagia una energía desenvuelta, pero valdría la pena sacarle un poco más de punta, para que, al clavarlo, llegara más hondo. Porque sus cuentos se estucturan a veces en digresiones, sin rumbo y rumbosas, que no estallan en la mente del lector hasta la epifanía de las últimas páginas. Y para que ese tipo de texto -aquel que tarda en llegar- aguante su lenguaje, ha de resplandecer, en el sentido más amenazador de la palabra. Dicho esto, es un libro intenso y contrastado, como lo es todo adiós a la inocencia, que destila jugos amargos en los que muchos gourmets del dolor encontrarán algún sabor en el que demorarse.
ORIOL GARCÍA ROVIRA

Narrativa extranjera

JOYITA
Patrick Modiano
Trad. de Alberto Conde
Debate, Madrid, 2003
125 págs., 15 €

Patrick Modiano (Boulogne-Billancourt, Francia, 1945) es uno de los autores más celebrados en Francia. Sus primeras novelas (La place de l'étoile, 1968, y Los bulevares periféricos, Alfaguara, 1972) merecieron los premios Roger Nimier y el de la Academia Francesa; en 1978, Rue des boutiques ganó el Goncourt, y las recientes Dora Bruder (Seix-Barral, 1999) y Las desconocidas (Debate, 2001) han merecido también el aprecio del público.
En Joyita, Modiano regresa a su ambientación más querida, la del París de los cincuenta, una ciudad hosca, deshumanizada y gris, nada fotogénica y en cuya periferia se malgasta la vida de sus personajes. Como en Las desconocidas, el autor muestra un retazo de historia mucho después de los acontecimientos, y es parte de la infancia de la joven Thérèse, la antigua "Joyita" que da título al libro. El persa de las praderas, el brazo amistoso de una farmacéutica compasiva, el olor del éter que aspiraba de niña cuando necesitaba desesperadamente evadirse, forman parte de la experiencia de esa Thérèse sola e indefensa que, al principio de la novela, se ve atrapada por un pasado infeliz que creía enterrado. Desde ese momento, que narrativamente constituye el punto más alto del libro, la joven va dejándose ir -de manera claramente perceptible en la prosa un punto hipnótica de Modiano- detrás de sus fantasmas o de quien, circunstancialmente, pueda darle un poco de calor. La esencia del personaje parece precisamente esa ausencia de voluntad y de fuerza, de suerte que la mediocridad que la rodea no hace sino reforzar la impresión de lasitud y sinsentido que transmite el texto. Nunca llegamos a saber qué fue de la madre de la joven (la figura misteriosa que aparece en las primeras páginas y que abre la caja de recuerdos fragmentarios), qué ocultan los señores que la contratan para cuidar a una niña en la que parece repetirse su propia historia, qué fue del supuesto tío perdido... Desde la perspectiva de la joven dolorosa e injustamente abandonada atrapamos retazos de existencias como la suya, tristes y aisladas, que se aproximan un momento para perderse borrosas sin que a nadie parezca afectarle demasiado. Tanto abandono cansa, y la costumbre de la pérdida lleva a sobrevivir en el desarraigo. Por eso es por lo que el final esperanzado de la obra no acaba de seguirse de las premisas sembradas: a Thérèse se le brinda una segunda oportunidad que acoge alborozada, pero no sospechamos siquiera qué pretende hacer de ahí en adelante con su vida.
La escritura de Patrick Modiano, que se caracteriza por una gran economía de recursos, respalda, con su tono despojado y directo, el aire desolado que recorre estas páginas.
ANA SOUSA

AL SUR DE LA FRONTERA,
AL OESTE DEL SOL
Haruki Murakami
Trad. de Lourdes Porta
Tusquets, Barcelona, 2003
268 págs., 16 €

Comenzaremos aclarando un poco el título geográfico de esta novela de Haruki Murakami (Kyoto, 1949). Y es que no consiste en ir al sur de la frontera y luego torcer hacia el oeste del sol; sino que se trata de dos lugares, sur y oeste, distintos y opuestos. Tan enfrentados entre sí como pueden estarlo la más exultante felicidad y el más rotundo hastío que imaginarse puedan. Éste es el espacio emocional que delimita el narrador nipón para su protagonista. Hajime nace el 4 de enero de 1951 y es hijo único; un hecho excepcional para la época. Toda su existencia está encaminada a la búsqueda de alguien al que amar y con el cual completarse.
Mediante una estructura temporal lineal, la novela aborda la adolescencia de Hajime, su profunda amistad con Shimamoto -hija única como él- y cómo ambos se pierden la pista tras los estudios primarios. Las relaciones de Hajime con las mujeres se suceden hasta llegar a su boda con Yukiko y su doble y feliz paternidad. El pasado regresa cuando Shimamoto se planta una noche en la barra del bar de jazz que regenta en Tokio un Hajime ya cuarentón. La posibilidad de recuperar una felicidad pretérita cobra cuerpo y acelera la acción. El desenlace tiene algo de Casablanca, pero si en la película todo tiene una explicación, no ocurre así en la novela. Murakami deja interrogantes y cabos sueltos durante todo el relato, no por olvido, sino porque la vida con mayúsculas también se empeña muchas veces en dejarnos en ascuas por tiempo
indefinido.
Murakami se centra en narrar lo cotidiano con una prosa sencilla y un tono de dulzura natural que hace que la novela se lea con gusto. Una narración en primera persona teñida por la suave melancolía y la tristeza de aquel que una vez poseyó una felicidad que ya no tiene, pero que ansía. Dibujar personajes que contengan algo de esa íntima y casi mágica verdad humana con los que se viste el trío protagonista es el reto y, a su vez, el triunfo de Murakami.
Conviene llamar la atención sobre el hecho de que los personajes ya no actúan bajo el influjo -ni de manera evidente sufren las consecuencias- del "grito silencioso" que el Enola Gay lanzó sobre Hiroshima, y que en los narradores japoneses de la postguerra (Kenzaburo Oé es un buen ejemplo) ocupan un lugar central. Muy poco o casi nada hay que reprocharle a esta novela corta. Pero puestos a hacerlo, tal vez un punto de artificiosidad en los diálogos que no altera para nada el grato balance final de esta obra, de vuelo bajo pero de óptimos resultados.
QUIM PÉREZ

Literatura Catalana

LA FELICITAT NO ÉS COMPLETA
Vicenç Pagès Jordà
Edicions 62,
Barcelona, 2003
220 págs., 16,50 €

El protagonista de la última e interesante novela de Vicenç Pagès (que marca un punto de inflexión en su narrativa, después de la ambiciosa El món d'Horaci (Empúries, 1995), mezcla de ensayo y ficción, y la original Carta a la reina d'Anglaterra (Empúries, 1997), mil años de la vida del personaje condensados en cien páginas), Àngel Mauri, es un joven taciturno y paciente. Mauri camina sin avanzar a lo largo de los siete capítulos de La felicitat no és completa -Premi Sant Joan, 2003, que está siendo traducida al castellano por el autor (El Aleph, 2004)-, un período de formación que va de 1971 a 2003. La pasividad de Mauri, alter ego de Pagès, tiene su origen en lo que los especialistas darían en llamar hiperactividad cognitiva, en la cavilación, en la preocupación, en la resonancia de una inquietud en la conciencia, en el miedo a la toma de decisiones y al porvenir. Y en la asimilación y elaboración escrupulosa de informaciones sobre sí mismo y el entorno -una fuente de preocupaciones, deseos y criterios de evaluación-, para actuar en consecuencia. O no. Por eso, Mauri tiene una vida tan carente de motivaciones y tan corta.
Figueras, donde pasa la infancia y la adolescencia, y donde se establece en la madurez, junto a los padres y la hermana soltera; Barcelona, donde estudia Periodismo y trabaja en un prestigioso diario local; el castillo-prisión, donde presta el servicio militar; ésos son los escenarios de la trayectoria de Mauri. De hecho, La felicitat no és completa es una novela de escenarios. Cada episodio tiene su propia entidad, se basa en una anécdota (la afición del pequeño por las canicas, el descubrimiento del mundo adolescente en un salón de juegos y en un campamento de scouts, el activismo de izquierdas en la universidad, la mili, un viaje al extranjero, el propio velatorio), y se construye con un vocabulario y unos elementos distintos (canciones, modas, programas televisivos, anuncios), con puntos de vista contrastados. Y el libro, que también es una crónica generacional, sigue de alguna manera el modelo matemático de transformación pastelera del que habla Enzensberger: el hojaldre. Un modelo, utilizado en el estudio de la mecánica celeste, la dinámica de los fluidos y la teoría cuántica, que contempla una estructura complementaria del tiempo histórico, con puntos errantes que se separan para volver a unirse más tarde, dando lugar a inagotables contactos entre diversas capas cronológicas. En La felicitat no és completa, la memoria es discontinua y la realidad reticente: cada día sorprende con acontecimientos imprevisibles y reincidencias, los pronósticos y las extrapolaciones fracasan. Y Mauri nos dice que hay que tener paciencia: no existe una vía única para avanzar, todo es cuestión de tiempo.
ANNA M. GIL

La crítica de arte a la deriva
LLUÍS ALABERN

Lectura simultánea y comparativa de dos ensayos sobre las actualidades del arte contemporáneo. ¿El arte a la deriva? (DeBolsillo, 2004), de Marie-Claire Uberquoi, versus Art & Co (Editorial Afers, 2003), de Pilar Parcerisas.
Asistimos a la desintegración de la categoría que hemos conocido como arte desde hace décadas. La indecibilidad del hecho artístico, la disparidad de formatos, el cruce interdisciplinar, los requiebros del mercado, todo ello ha contribuido a situarnos en una encrucijada de la que no siempre salimos airosos. Dos textos recientes abordan esa encrucijada con desigual acierto.
Marie-Claire Uberquoi, periodista y crítica de arte del periódico El Mundo, transita en ¿El arte a la deriva? una cronología de acontecimientos singulares a lo largo del arte del siglo xx, sin un rumbo demasiado prefijado. Se limita al viaje peligroso de la relectura agnóstica y algo superficial de dicha cronología. Acierta Uberquoi en derribar tótems intocables de la contemporaneidad, aunque los sustituye por un nihilismo algo decadentista: "A lo largo del siglo xx, la evolución del arte se ha caracterizado por rupturas sucesivas, deconstrucciones y transgresiones de los modelos que le han precedido, hasta poner en tela de juicio la propia práctica artística". A fuerza de cuestionar la tradición, ¿habrá llegado el arte al extremo de autodestruirse?, se pregunta la periodista. No deja de sorprender que la autora se inquiete porque el arte esté lleno de paradojas, y que eso le conduzca por ejemplo a creer que los ready-mades de Duchamp son un ataque, cuando en realidad son aberturas. También sorprende que critique la falta de transgresión como si ésta debiera ser valor o paradigma de la obra de arte contemporánea; o la falta de novedad, o la falta de aptitudes técnicas, o las contaminaciones que entre diversas áreas del saber surgen para disgregar el concepto tradicional de actividad artística. Pero como dijo Duchamp, querida Marie-Claire, no hay solución porque no hay problema. Intentar avalar la relevancia de determinada obra o autor sin caer en la cuenta de que el arte es y ha sido a lo largo del siglo xx un lugar de encuentros y desavenencias poco apropiado para doctrinas, puede abocar al nihilismo, sin duda. Pero conocer de cerca la experiencia artística contemporánea supone en gran medida aceptar el manierismo de la época que nos ha tocado vivir. Aceptar que el arte contemporáneo reivindica ideas, procesos, pero también iconos, espacios, hálitos, que se disgrega para confundirse con otros campos teoréticos y plásticos hasta devenir inaprehensible en muchos casos.
Esto, Pilar Parcerisas en Art & Co lo entiende desde el primer renglón de su libro: "Cuando la frontera entre representación artística y la realidad es tan liminar que se establece prácticamente un continuum indiferenciado, es cuando podemos plantear si la pintura (…) se encuentra en la publicidad de Benetton".
Art & Co acoge algunos de los artículos que Parcerisas ha venido escribiendo escribe desde 1992 en el suplemento "Cultura" del periódico catalán Avui. Su crónica, de imprescindible lectura semanal para aquellos que sin prejuicios se enrolen en las filas de los ítems local-global, refleja el compromiso de la autora con el hecho artístico, con las sociedades de la información y sus políticas y con los efectos colaterales de la desmaterialización de las artes: "Según Baudrillard se inicia una vía de desaparición del arte en tanto en cuanto actividad específica".
Parcerisas escruta lo artístico en el espacio público, no teme que el arte plantee interrogantes epistemológicos, ni teme las indigestiones culturales de nuestra época. Recuerda que "Baudrillard nos empuja a la idea de catástrofe como forma estable de vivencia a partir de ahora; nos habitúa a la no-lógica que se impone como lógica, a la disuasión como norma en la toma de decisiones". Para Pilar Parcerisas, es fundamental el papel desempeñado por Duchamp y Benjamin en la demarcación de esa indecibilidad del hecho plástico que ha acabado por marcar el carácter "plenamente proyectual y cambiante de la obra de arte actual".
El arte no está a la deriva, pero es más inasible de lo que nunca antes fue. Vivimos "un concepto de arte antropológico que concierne a todas las esferas de la actividad humana", como preconizó Joseph Beuys (despachado de un plumazo en el libro de Uberquoi, citado y analizado hasta la saciedad en el de Parcerisas); una nueva experiencia plástica que no teme a la subversión de órdenes entre "alta cultura" y cultura de masas, ni a la ruptura de las autonomías y las categorías.

Marie-Claire Uberquoi, ¿El arte a la deriva?, Ensayo-Arte, DeBolsillo, Mondadori, Barcelona, 2004, 171 págs., 7,5 €
Pilar Parcerisas, Art & Co, Editorial Afers, Valencia, 2003,
págs., 19 €

Literatura Gallega

FÁLAME SEMPRE
Cid Cabido
Xerais, Vigo, 2003
152 págs., 13 €

En cierta ocasión, José Saramago afirmó que lo único que debe hacer un escritor en busca de su estilo es escribir y escribir: el propio ejercicio de la escritura acabaría, con el tiempo, decantando los posos y dejando al descubierto la esencia de cada autor; cualquier otro artificio estaría condenado al fracaso. En el caso de Cid Cabido, este estilo personal, alejado de efectismos, reside en la adopción de un punto de vista cercano al suelo, una actitud observadora y atenta al hallazgo de prejuicios, extravagancias arquitectónicas generalizadas, anécdotas, manías oscuras e inconfesables de personajes estrambóticos, que sin embargo no nos cuesta imaginar en un entorno que sabemos desquiciado. Todo se toma como punto de partida para la autocrítica social. El campo natural para las indagaciones de Cid es amplio, ya que se demuestra conocedor tanto de los trazos de la histeria contemporánea, urbana y tecnológica, como de la neurosis del terruño.
Esta crítica realizada por Cid Cabido, esta reflexión sobre el hilito desde el que se puede llegar a la madeja, se presenta con un humorismo que no deja de ser a su vez un elemento definitorio de la idiosincrasia gallega que recoge en esta suerte de observación entomológica. Formalmente, Cid parece hollar todos los géneros en la breve extensión de este volumen, como pueden hacernos creer las acotaciones cuasi teatrales de "¡Quen fixo ese disparo!", los versos de "Falsa poesía", las fotografías de "O estaño caso de Cándido Costas Tobío", la corriente de consciencia de "qwertyuiop". Sin embargo, hay algo que hilvana la aparente diversidad formal, como el humorismo y el tono antes citados. Por otra parte, la propia lengua utilizada, aunque de cierta sencillez y registro coloquial, es totalmente ajena a cualquier asepsia normativa y regala el aroma literario de lo auténtico que destilan los textos de, por ejemplo, Blanco Amor o Cunqueiro, si bien con una atención a lo urbano y lo tecnológico que escapa a esos autores ya clásicos.
Este volumen es el tercero de los libros de cuentos de Cid Cabido, que viene intercalando con novelas desde que en 1992 empezase su producción "en serio" (olvidando tres pecadillos de juventud anteriores, perfectamente prescindibles. Así, al memorable Días contados (Xerais, 1992) y al más mediocre Oralmente pola boca (Xerais, 1997), les sucedieron respectivamente las novelas Panificadora (Xerais, 1994) y Grupo abeliano (Xerais, Alianza, 2000), ambas ganadoras del premio Blanco Amor, y la última de ellas traducida al castellano el mismo año de su publicación.
MOISÉS R. BARCIA

Poesía

LA GRACIA Y EL DESEO
Mariana Colomer
March Editor, 2003
91 págs., 10,38 €

El descubrimiento del yo y su proyección a través de la palabra poética constituyen el punto de partida de La gracia y el deseo, de Mariana Colomer. Este poemario, que también incluye su libro anterior, Crónicas de altanería, nos enfrenta a esa profunda desazón que implica la búsqueda del conocimiento de nuestra naturaleza humana.
Para Mariana Colomer, la palabra poética constituye la divinidad a la que debemos entregarnos para descubrir el alma ("qué desconocida antes de tu palabra") y tomar conciencia del único verdadero goce que nos ha sido dado, el de nombrar ("Entrega la palabra, / pues si nada nos pertenece / salvo esta forma de nombrar el goce...").
Apartada de una pretendida poesía que exalta la vulgaridad demagógica y los golpes de efectos de la denuncia social, Mariana Colomer recupera la tradición de la poesía amorosa y mística para indagar acerca de la materia de la que está hecha la existencia humana y las pulsiones que despiertan los sentimientos amorosos que, al fin y al cabo, la justifican y enaltecen ("No sabría decir quién
inició / tan amorosa búsqueda, / si el alma o tu cuerpo
incipiente").
Los dos poemarios reunidos en este breve libro tienen en común, no obstante una aparente diferencia temática, el mismo propósito de búsqueda. Un vuelo a las alturas en el que, como el halcón de los señores medievales, se pretende alcanzar el inasible azul y sentir en el cuerpo las sensaciones que nacen del alma. Desde el punto de vista estilístico, Mariana Colomer no es fiel a una determinada forma, sino a un íntimo ritmo poético que a veces encuentra curso en la prosa y otras en versos libres de cadencia precisa, cuyo ejemplo más extremo por su austeridad es ese poema que dice: "Aún en el goce de hoy, / las lágrimas por el ayer".
Puede decirse, como hace Luisa Cotoner Cerdó en el prólogo, que la poesía de Mariana Colomer supone "la culminación del itinerario de perfeccionamiento espiritual al que se llega gradualmente" a través de la "aceptación sublimada del amor", la añoranza del ser por el alma, el abandono humano al misterio del ser y la recuperación de la inocencia como expresión de la paz interior.
La gracia y el deseo es asimismo una denuncia tácita de las expresiones y metáforas grandilocuentes y de los recursos miméticos de una poesía vacua. Es decir, que con este poemario, Mariana Colomer busca sin concesiones el sonido de una voz poética auténtica.
ANTONIO TELLO

LA TORMENTA Y OTROS POEMAS
Eugenio Montale
Trad. y prólogo de Juana Ruiz
DVD ediciones,
Barcelona, 2004
187 págs., 12,40 €

La poesía metafísica de La tormenta y otros poemas nace de la pura paradoja entre la realidad histórica de los horrores de la Segunda Guerra Mundial y el ansia por la espiritualidad inalterable del ser humano. La guerra es un tema que asoma de forma determinante en la primera parte de la obra, "Finisterre", cuya presentación supone una invitación a la reflexión sobre la tragedia que conmueve más que horroriza. A partir de aquí, los poemas asumen un significado más profundo, que evidencia la influencia de los clásicos del Renacimiento italiano, especialmente en la contraposición de valores entre el bien, personificado en la presencia de la amada Clitia e identificada con multitud de elementos naturales, y el mal, inspirado en los acontecimientos bélicos de la época. La muerte de los seres queridos, en cambio, aparece tratada de forma existencial como la metáfora de una nueva vida, que regresa en primavera con una bandada de fochas.
Evitando todo adorno no necesario, Montale expresa la síntesis del yo y los sentimientos enfocados en unos ideales del espíritu, haciéndolo salir de su repliegue intimista para proceder a una toma de conciencia de la soledad del hombre, y con ello se integra plenamente en la corriente hermética de su tiempo. La poesía de Montale, que se puede entender, al igual que la de otros autores de su generación, como una búsqueda de la evasión de la vida ordinaria, en el no ser del mundo frente a la desesperación de la realidad, en esta obra alcanza un sentido más pleno, ya que, utilizando su peculiar simbolismo, busca conducir al lector a un estado de bienaventuranza. Debido a ello, ésta, junto con Las Ocasiones, se convirtió en la obra más relevante del poeta. El valor simbólico de esta lírica se aprecia en una traducción ajustada, que recrea el aura y la belleza de la poesía del autor en su época de madurez.
MARÍA QUESADA

Ensayo

KAFKA Y LA TRAGEDIA JUDÍA
Sultana Wahnón
Riopiedras Ediciones,
Barcelona, 2003
379 págs., 31 €

Juzgando desfavorablemente a la mediación crítica como responsable de la imposibilidad de la definición significativa de El proceso -desde las interpretaciones teológicas hasta la imposibilidad de la interpretación derrideana, son variadas las tendencias críticas que han abogado por la relatividad significativa de la obra-, en Kafka y la tragedia judía, Sultana Wahnón pretende demostrar que es posible comprender el texto de Kafka a partir de su propio contenido. Califica a Josef K. como peculiar héroe trágico, y a Kafka como gran contribuyente al renacimiento de lo trágico en la literatura del siglo xx. Por eso, se plantea, en primerísimo lugar, la posibilidad de considerar que, tal como señalaron Hannah Arendt y Theodor Adorno -quienes desde muy pronto comprendieron la radical injusticia cometida contra Josef K.-, si la novela empieza con la frase "Alguien debía de haber calumniado a Josef K., porque, sin haber hecho nada malo, fue detenido una mañana" es porque realmente el protagonista era inocente.
Teniendo en cuenta el precedente de Nietzsche, quien había hablado de la tragedia contemporánea en un sentido general y había anunciado la inocencia esencial de héroes trágicos como Edipo y Prometeo, Sultana Wahnón lleva a cabo tres operaciones críticas. En la primera, compara pasajes de El proceso con otras obras de Kafka -en especial el cuento "Ante la ley" y los aforismos- para concluir que, para Kafka, el sufrimiento ya no tiene sentido en razón de premio o castigo moral, sino sólo como servidor del objetivo de superación de la Humanidad y constituyente esencial de la vida humana. En segundo lugar, muestra las coincidencias entre Josef K. y Edipo, y, a pesar de la voluntad de acercar a ambos protagonistas, reconoce la existencia de profundas diferencias: mientras que Edipo desconoce que comete una transgresión y es víctima de sus actos, que tienen como motor la fuerza oculta de los dioses, Josef K. no comete ningún delito y es víctima de los hombres. Por lo que, a fin de superar la limitación, pasa a comparar al protagonista de El proceso con el protagonista del Libro de Job, que, a su vez, sin demasiadas explicaciones, es considerado como el héroe trágico judío por excelencia. Finalmente, lleva a cabo un análisis del contexto histórico, la realidad, que pudo influir en la escritura de ésta y otras obras de Kafka.
Entre los aciertos de Kafka y la tragedia judía, está el análisis de la obra teniendo en cuenta el imaginario judío y la experiencia judía en la Europa de entreguerras. Entre los desaciertos, la falta de consistencia teórica, que no filosófica, desde la que se aborda el concepto de tragedia, ya que Sultana Wahnón (¿sin quererlo?) cae en el tipo de análisis mediatizado -en este caso por la concepción nietzscheana de tragedia- que había querido evitar.
LEA BONNÍN

TEATRO ARGENTINO BREVE (1962-1989)
Edición de Osvaldo Pellettieri
Biblioteca Nueva, Madrid, 2003
376 págs., 9,00 €

Dentro de la literatura argentina existe un género que es poco conocido fuera del país: el teatro. Esta antología de obras breves, representativas del teatro argentino del período 1962-1983, incluye una magnífica introducción que funciona a modo de breve historia crítica del moderno teatro argentino. A cargo de Osvaldo Pellettieri -catedrático de la Universidad de Buenos Aires y reconocido especialista en teatro latinoamericano- realiza una lúcida reflexión sobre el teatro argentino, haciendo hincapié en la dramaturgia. En un logrado prólogo de ochenta páginas expone un compendio del panorama social, el campo teatral y las textualidades más importantes de la época, claves para entender la producción teatral del período. Dicho panorama describe cómo el sistema teatral determina -desde el realismo- qué temas, qué textos, qué autores e ideologías se incluyen en el discurso de la dramaturgia dominante en la época.
Pellettieri también es el responsable de la selección, que incluye once piezas de Eduardo Pavlovsky, Griselda Gambaro, Roberto Cossa, Ricardo Halac, Oscar Viale, Julio Mauricio, Ricardo Monti, Carlos Gorostiza, Roberto Perinelli, Mauricio Kartún y Eduardo Rovner.
Esa mirada implica las formas teatrales emergentes en los años 60, que se proyectan hacia los 80 y tienen como momento culminante el fenómeno del "Teatro Abierto" (1981-85). Para llegar a él, el sistema teatral atravesó por dos fases, la primera de las cuales tuvo dos etapas, la de ruptura y polémica o fase "ingenua" (1960-67), en la cual se produjo una modernización del campo intelectual, y luego una tendencia a la homogeneización dentro del sistema teatral (1967-76).
La segunda fase tuvo como telón de fondo a la dictadura de 1976-83, y culminó en 1985, cuando el campo intelectual y toda la sociedad habían evolucionado y la crítica teatral ya funcionaba en forma sistemática en un marco democrático.
Las dos tendencias básicas que definieron las discusiones teóricas de la época (neovanguardistas y realistas reflexivos) polemizaron con un fondo ideológico y un enemigo común -el "teatro viejo" y la crítica biografista de los grandes diarios- que posibilitó la controversia. Ambas posturas creían en la actitud militante por el teatro, que propendía a una "democratización" de la cultura, en una sociedad que vivió más de la mitad del período estudiado bajo gobiernos de facto.
JULIÁN CHAPPA

EL OFICIO DE CIENTÍFICO, CIENCIA DE LA CIENCIA Y REFLEXIVIDAD
Pierre Bourdieu
Anagrama, Barcelona, 2003
212 págs., 13,50 €

En El oficio de científico, Bourdieu se plantea un estudio histórico y sociológico de la ciencia, un análisis que ayude a entender el tipo de mecanismos sociales que orientan dichas prácticas científicas. Para ello, se sirve del modelo epistemológico reflexivo, que parte de relacionar prácticas y estructuras y que sitúa a los agentes, en este caso a los científicos, en un campo determinado y ordenados en torno a un tipo específico de capital. Un tipo de capital, en este caso simbólico, referido al conocimiento y reconocimiento de los agentes dentro del campo y que, al mismo tiempo, genera una distribución desigual del capital. A partir de este análisis, el autor pretende demostrar cómo el campo científico se reproduce a sí mismo y reduce la vida científica a una vida social, con sus presiones, luchas y reglas, socialmente construidas.
La primera parte del libro se plantea como un estado de la cuestión de la sociología de la ciencia, a través de una breve historia de la disciplina, que nos lleva desde el funcional-estructuralismo de Merton hasta el constructivismo, pasando por la teoría de las revoluciones Kuhn. Mediante esta historia, Bourdieu quiere plantear el "estilo cognitivo" del campo estudiado y la relación de éste con las condiciones históricas.
La segunda parte trata de describir y desmenuzar el campo científico y los habitus a él relacionados, para describir el nomos especial que define dicho campo. La "teoría del don" de Mauss se establece como marco definitorio, ya que Bourdieu asegura que es el modelo de intercambio de dones el que rige el campo científico. Un modelo de intercambio que busca, mediante el conocimiento, el reconocimiento en nombre del ideal del desinterés, y que esconde detrás de éste último las relaciones de fuerza existentes.
Finalmente, Bourdieu plantea lo que él llama una tentativa de reflexividad, al retomar las relaciones u oposiciones entre verdad e historicidad, o entre objetivismo y subjetivismo. Relación que subyace a la propuesta teórica general del autor, que no cesa de preguntarse por la pregunta protosociológica de ¿cómo es posible la sociedad? Y asegura que los sociólogos deben convertir dicha reflexividad en una disposición constitutiva del habitus científico.
ANNA JUAN CANTAVELLA

Extranjería

COSA DE NEGROS
Washington Cucurto
Interzona, Buenos Aires, 2003
172 págs., 13 $

Washington Cucurto es un pseudónimo que suena a paraguayo y a cumbia, la música de las clases populares y de los suburbios marginales de América Latina. En ese nombre-disfraz se sintetiza el proyecto estético del autor de Cosa de negros: la creación de un universo en que la cumbia es elevada a fuente de inspiración y de refundición de la lengua. Cucurto es uno de lo más destacados jóvenes poetas argentinos y su trabajo con la semántica le ha permitido crear un lenguaje barroco y neologista que recuerda a Lezama.
Dos son las nouvelles que reúne el volumen. Noches vacías es una suerte de American Psycho en que el Nueva York refinado cede su lugar a las villas miseria bonaerenses. Cosa de negros es un ejercicio de hipérbole y desparpajo, en la línea de La guaracha del macho Camacho.
En Buenos Aires, Cosa de negros ha sido alabado por su afán de renovación y ha tenido una favorable acogida crítica en los suplementos y revistas más cercanos al experimentalismo y la vanguardia. A mis ojos, la obra supone a la literatura argentina actual algo parecido a lo que Take five, de Joan Torrents, y Caras B de la música de las esferas, de Eloy Fernández Porta, a la catalana y española, respectivamente. El sarcasmo y la parodia, desarrollados desde estrategias narrativas posmodernas y un importante trabajo de lengua.
J. C.

ORACLE NIGHT
Paul Auster
Henry Holt and Company, Nueva York, 2003
243 págs., 21,40 €

La última novela de Paul Auster se estructura como una caja china. A medida que avanza la lectura, vamos encontrando nuevas historias dentro de las que ya nos está contando el narrador y protagonista, Sidney Orr, un joven escritor en busca de su identidad. La vida de Sydney, las narraciones que éste intenta escribir y los relatos que en ellas se incluyen constituyen un todo interrelacionado que poco a poco va dando sentido a la realidad.
Convalesciente tras una larga enfermedad y extremadamente permeable a todo lo que acontece a su alrededor, cada suceso en la vida del joven escritor está íntimamente relacionado con el resto de acontecimientos, desde la compra de un nuevo cuaderno en el que escribir sus anotaciones o ideas para nuevas novelas hasta los mismos relatos que en él escribe y uno de los cuales da título a este libro.
El poder del azar y la casualidad se opone al poder de la literatura y de la palabra hasta tal punto que se enfoca la literatura no como una forma de recordar el pasado, sino como una forma de determinar el futuro. Auster nos hace conscientes del peso de nuestros gestos y decisiones y juega con los límites de la realidad para llevarnos a descubrir la magia de las acciones cotidianas.
CATERINA VÁZQUEZ

UNDERSTANDING W. G. SEBALD
Mark R. McCulloh
University of South Carolina Press, Columbia, 2003
193 págs., 50 €

La desaparición de W. G. Sebald a finales de 2001 coincidió con su reconocimiento internacional. Éste ha sido la causa de varios simposios en Estados Unidos, Inglaterra y Alemania y de la publicación de Understanding W. G. Sebald, del profesor de Davidson College (North Carolina) Mark R. McCulloh, en una colección que cuenta con monografías sobre autores contemporáneos consagrados tales como Pasternak, Levi o Cortázar.
Tres son los atractivos principales del volumen. En primer lugar, el resumen crítico (en la tradición del close reading) de la obra sebaldiana. Si se tiene en cuenta que ésta reclama constantemente la relectura, se observará la utilidad de tal relación detallada de los capítulos, personajes y obras, examinados con la voluntad de rastrear en ellos la compleja red de intertextualidad que caracteriza la obra de Sebald. En este sentido, aunque lejos de revelar todas las citas ocultas y todas las referencias veladas, McCulloh realiza una labor encomiable detectando las alusiones a autores como von Rezzori, Kafka, Nabokov, Walser o Lang, entre otros. En segundo lugar, para aquellos que no leen alemán es de especial interés la sección dedicada a la obra ensayística, porque sintetiza el contenido de cada uno de esos volúmenes académicos que aún no han sido vertidos al inglés y que quizá jamás se traduzcan al castellano.
Jorge Carrión